domingo, 24 de mayo de 2020

Barrio, Por Maria Jesus (Viejos Relatos)


En este relato de Barrio he amontonado sensaciones y recuerdos, también escalofríos de lo que un puñado de calles pueden condimentar en la vida de una persona y de un tiempo. En estos meses donde hemos descubierto que somos muy endebles, que nos hemos tenido que encerrar en casa para no arriesgar el mundo, se han abierto balcones y ventanas como no hubiera mañana y se han descubierto esas miradas de barrio que antes permanecían ausentes. Espero que el relato dé voz a esa pizca de tejados, aceras, ventanas, portales y vidas, que es un barrio.

BARRIO

No hay diccionario que sea capaz de definir un barrio, porque cada uno, se  determina con la gente sin nombre que lo puebla en ese preciso momento y que quizás mañana, desaparecerá sin dejar rastro. Pero todos los barrios que supuran humanidad, que aún, no se han despoblado de historias como las ciudades dormitorio, se cincelan los mismos tatuajes, las mismas cicatrices que los hermanan. En todos los barrios hay muros rotos, plazas donde van a parar los que esperan tiempos mejores y los que ya vivieron lo suficiente para saber que esos tiempos, ya no volverán.
El barrio es en sí mismo,  una percusión de balones golpeando el muro del descampado, ése donde alguien escribió: “Vence quien resiste”. Murió hace tiempo el escritor que nos transformó  a los seres de  barrio, en entes de colmena. Ya no somos abejas construyendo paneles de celdas que sueñan llenarse de mieles, ni aspiramos a sorber el polen de esa sociedad florida. Lejos quedó el tiempo donde cada calle daba paso a un viento capaz de arrastrar años de miseria, de llenar de oxígeno la historia vital del perdedor.  Ahora, la ciudad es un inmenso hormiguero. Cada uno de nosotros somos esa hormiga que no mira otra cosa que la profunda senda que le conduce al hondo subsuelo. Cavamos  celdas que nos adentran, que nos hunden, que nos separan de la luz, pero aún así, las cavamos, creyendo buscar en ese afán, nuestra propia salida. Hormigas somos y en esta confluencia de calles similares, de escuadras sin diferencias, creemos sentirnos seguras. Somos los insectos que roen los cimientos del ocaso que anclan las antenas en las pantallas de los móviles para así, descansar cualquier migaja de conciencia. Habitantes de barrio, de portales tejidos de cables pinchados, de canalones rotos por donde la lluvia se derrama. Somos los que emergieron de   desconchones firmados por  muelles, de los carteles de campaña, de los sobres de cromos donde quisimos ser retratados para pasar a otra dimensión.
A los nacidos en barrios nos gustan sin duda esos sábados por la mañana en este hormiguero, cuando las viejitas empujan sus carritos repletos de acelgas, los padres se cargan con  los colores de sus hijos futbolistas, se peregrina al bar del aperitivo y se oyen los vendedores de perfumes robados en los esquinazos de las plazas. Las calles se llenan de latidos y de brisas, verdean los setos, y comienza el desfile de gentes que tiñen sus voces de continentes lejanos, de marcas apremiadas en fronteras rotas. Las escaleras llevan los pasos hacia los descansillos donde al fin, tras una semana, se topan los saludos. 
- ¿ Qué tal te va?
Como si de lunes a viernes no hubiera un suspiro de tiempo para fijar la mirada en el vecino de séptimo.
A menudo, pienso, que entre calles tajadas, se filetean las vidas, los nombres y los destinos. Nos parten en trocitos para ser digeridos por el estómago inmenso de la metrópoli. Todos somos gente sin nombre que se inventa letras en los buzones ciegos, que sueña sus propias vidas, a falta de realidades. Sin piso ni puerta, ocupamos un territorio delimitado por la impersonalidad. Hormigas en hormigueros de pisos sin terraza ni ascensor que esperan a que caigan los días, como caen los héroes que proclamaron el año de gracia. 
Siempre hay un pedazo de parque, un simulacro de vida en mitad de cualquier barrio y allí se ubica el banco astillado donde hoy suena un reguetón y se comen pipas. Las cascaras van empedrando un futuro sin alfombras rojas y desde las ventanas ciegas donde se cuelgan  las sábanas limpias se espera el aliento de un sol teñido por tubos de escape. 
- ¡ adiós! ¡ Nos veremos pronto! - grita alguien, desde uno de los portales. 
- ¡ Seguro que nos vemos! - responde.
Al fin, un penalti en este partido contra un muro de ruina. Habrá una agónica prórroga. Hay esperanza color purpurina. Un tiempo para creer que las calles son senderos que nos encuentran, que nos alejan de las papelinas, de los bingos iluminados donde se arruinan los mismos de siempre.
 Justo antes de que el barrio anochezca, se suelta sin bozal la incongruencia humana.  Alguien estrella un espejo entre gritos mientras otros deciden amarse, en clandestinidad,  al abrigo de las persianas. Jadean los coches a su compás,  proyectando sus faros en las luces fugaces de los televisores encendidos. Alguien se atreve a salir al mundo y fuma un canuto en la ventana del piso decimotercero. Espolvorea su ceniza sobre los sueños desparramados entre acera y asfalto y se deja llevar como las palomas desastrosas de los tejados. La espalda doblada, el torso desnudo y la barba de tres días que enmascara su nombre y su historia. Y mientras pone sus ojos en la línea de los rascacielos del más allá,  suenan las sirenas de las ambulancias  y silban los trenes de cercanías que siempre parecen marchar. Poco importa que el humo del cigarro huela a marihuana o a beso porque en el descampado que nace a sus pies, en la piel reptil de este barrio cualquiera, se destila siempre ese perfume de los lugares olvidados, de las tierras muertas, sin nombre,  donde solo los niños perdidos parecen encontrar su muro, ése donde está la espada clavada, esperando al rey prometido, sin que nadie pueda extraerla de la carne petrificada de esta  ciudad sin pan. 

*  *  *

Impresionante retrato el que nos hace Maria Jesus, se radió hace exactamente un año y para los que quieran oírlo tal y como se emitió en el programa, os dejo aquí el audio del programa en IVOOX

3 comentarios:

  1. Se dice que una imagen vale mas que mil palabras, pero este escrito es la excepción. Este escrito vale por mas de mil imágenes. Gracias Maria Jesús por esta maravilla.

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  2. Espectacular relato.
    Recuerdo cuando lo escuche la primera vez mientras cenaba, casi sin prestarle atención, aunque a mitad de relato algo se me clavó en la cabeza y quedé como hipnotizado, así que vuelta a escuchar. Realemnte es un relato espectacular, desde mi modesta opinión de los mejores escritos que han aparecido en este programa.
    Felicidades Maria Jesus

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  3. Este es uno de mis relatos preferidos de esta maestra de la palabra cargada de emociones,aunque tu no te lo creas eres muy buena,gracias compañera
    SEBI

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